Esta semana quiero decirte una cosa: ¡Dios nunca se rinde contigo!
Todos conocemos la escultura de Miguel Ángel llamada "el David". Es una obra asombrosa llena de detalles y razgos perfectos. Sin embargo, esto no fue así siempre.
Hubo un tiempo en que el David no era más que una enorme piedra de mármol, sin forma pero dispuesta a ser moldeada.
La piedra fue traída al taller. Pero el artista no era Miguel Ángel, sino Agustín Di Duccio.
Agustín trabajó sobre la escultura por un tiempo, quitaba trozo tras trozo del enorme bloque blanco.
Un día se percató que había quitado más de lo debido, intentó solucionar la situación, sin embargo era imposible. Ese enorme pedazo de piedra había sido considerado inservible.
Tu vida es un bloque de piedra. Conforme pasan el tiempo varios "artistas" te moldean. Tus familiares son unos de ellos, y palabras como "eres un inútil" o "que bien lo hiciste" son cinceles que van moldeando tu rostro, tus sentimientos y tus acciones.
Otros "artistas" son tus amigos y novi@s. Experiencias de aceptación y rechazo son martillos y cinceles que van dando forma a tu cuerpo, tus facciones, y tus gustos.
Tú mismo eres un "artista". Tus sentimientos, ideas y convicciones moldean tu figura.
Sin embargo, igual que Agustín un día todos los seres humanos nos damos cuenta que hemos hecho de nuestro bloque de mármol, es decir de nuestra vida, un trozo de piedra inservible.
Esto es inevitable. La Biblia refleja a lo largo y ancho de sus páginas que los seres humanos, por nuestras propias fuerzas, tarde o temprano terminamos así.
Pasaron años y el inservible bloque de mármol se empolvo en la bodega del taller. En cierta ocasión, el gobernante de la ciudad entró y contempló el pedazo de piedra, y pensó que solamente una persona podría tomar ese quebrantado bloque de mármol y hacer de él una obra maestra. El nombre del artista de artistas: Miguel Ánguel.
Una vez más el bloque se encontraba en el taller. Ahora más deforme que la primera vez, el público lo consideraban caso perdido, los otros artistas decían en voz alta "pérdida de tiempo", "inútil", "basura". Pero al gobernante únicamente le importaba una opinión, la de Miguel Ángel.
Miguel Ángel entró al talle. Contempló detalladamente la piedra, la rodeó, la tocó, y sin quitarle los ojos de encima dijo "yo lo haré".
El artista de artistas tomó sus instrumentos y comenzó a esculpir. Quitó lo que tenía que ser quitado. Pulió lo que tenía que ser pulido. Día tras día, Miguel Ángel venía al taller a trabajar sobre aquel "inservible" trozo de piedra blanca.
Un día, después de mucho esfuerzo y trabajo la obra estaba terminada. Toda la ciudad había sido invitada a contemplar qué había sucedido con aquel "inservible" bloque de mármol. El más ansioso de todos: el gobernante.
La escultura fue develada. Todos estaban asombrados. El silencio reinó por unos segundos. Los detalles eran increíbles. La belleza dejaba perplejo a cualquiera. Era el David.
Hoy quiero decirte que Dios es así: ¡Nunca se da por vencido contigo!
A Dios no le importan las opiniones de los demás artistas, ni aún la tuya. A Él únicamente le interesa una opinión: la de Jesús. ¿Sabes cuál es la opinión de Jesús acerca de ti?
Cuando todos consideran que eres caso perdido, y aún tú mismo te has dejado caer, Jesús, el artista de artistas, te contempla detalladamente, observa cada aspecto de tu vida y dice "yo lo haré".
El EVANGELIO, la buena noticia, es que Dios no se da por vencido contigo. Aún cuando has hecho de tu vida un pedazo inservible de piedra, Él decide amarte y no rendirse contigo, sino todo lo contrario, hacer de ti una obra maestra para que todo aquel que te vea sepa quién fue el artista que te esculpió.
Deja de ponerte en manos de pseudo "artistas" y ponte en las manos de Dios.
Pastor de jóvenes Eduardo Escobar